martes, 28 de abril de 2009

Cambiar el pasado

Volver el tiempo atrás, desandar lo hecho y evitar aquello que nunca debería haber pasado. Esta es la propuesta que nos hace el poeta Agustín García Calvo: jugar con el tiempo y aconsejar a las carabelas de Colón que no realicen el viaje al que estan destinadas; pedirles que vuelvan de donde vinieron y nunca inicien aquella travesía que inicia el mundo que conocemos.

La interpretación musical es de Chicho Sanchez Ferlosio, reconocido cantautor anarquista español.






A contratiempo


Carabelas de Colón,
todavía estáis a tiempo.
Antes que el día os coja,
virad en redondo presto,
presto.
Tirad de escotas y velas,
pegadle al timón un vuelco,
y de cara a la mañana
desandad el derrotero.
Atrás, ¡a contratiempo!
Mirad que ya os lo aviso,
mirad que os lo prevengo:
que vais a dar con un mundo
que se llama el Mundo Nuevo,
nuevo.
Que va a hacer redondo el mundo,
como manda Tolomeo,
para que girando siga
desde lo mismo a lo mesmo.
Atrás, ¡a contratiempo!
Por delante de la costa
cuelga un muro de silencio,
si lo rompéis, chocaréis
con terremotos de hierro,
hierro.
Agua irisada de grasas
y rompeolas de huesos,
de fruta, de cabecitas
veréis los árboles llenos.
Atrás, ¡a contratiempo!
¡A orza, a orza, palomas!,
huid a vela y a remo.
El mundo que vais a hacer,
más os valiera no verlo,
verlo.
Hay montes de cartón-piedra,
ríos calientes de sebo,
arañas de veinte codos,
sierpes que vomitan fuego.
Atrás, ¡a contratiempo!
Llueve azufre y llueve tinta,
sobre selvas de cemento,
chillan colgados en jaulas
crías de monos sin pelo,
pelo.
Los indios pata-de-goma,
vistiendo chapa de acero,
por caminos de betún
ruedan rápidos y serios.
Atrás, ¡a contratiempo!
Por las calles trepidantes
ruge el león del desierto.
Por bóvedas de luz blanca
revuelan pájaros ciegos,
ciegos.
Hay un plátano gigante
en medio del cementerio
que echa por hojas papeles
marcados de cifra y sello.
Atrás, ¡a contratiempo!
Sobre pirámides rotas
alzan altares de hielo
y adoran un dios de plomo
de dientes de oro negros,
negros.
Con sacrificios humanos
aplacan al Dios del Miedo,
corazoncitos azules
sacan vivos de los pechos.
Atrás, ¡a contratiempo!
Trazan a tiros los barrios,
a escuadra parten los pueblos.
Se juntan para estar solos,
se mueven para estar quietos,
quietos.
Al avanzar a la muerte
allí lo llaman progreso.
Por túneles y cañones
sopla enloquecido el Tiempo.
Atrás, ¡a contratiempo!
Por eso, carabelitas,
oíd, si podéis, consejo:
No hagáis historia, que sólo
lo que está escrito está hecho,
hecho.
Con rumbo al sol que os nace,
id el mapa recogiendo,
por el Mar de los Sargazos
tornad a Palos, el puerto.
Atrás, ¡a contratiempo!
Monjitas arrepentidas,
entrad en el astillero.
Os desguacen armadores,
os coman salitre y muergos,
muergos.
Dormid de velas caídas
al son de los salineros
y un día de peregrinas,
id a la sierra subiendo,
Atrás, ¡a contratiempo!
Volved en Sierra de Gata
a crecer pinos y abetos.
Criar hojas y resina
y hacerles burla a los vientos,
vientos.
Allí el aire huele a vida,
se siente rodar el cielo,
y en las noches de verano
se oyen suspiros y besos.